¿Has oído alguna vez el dicho de que no podemos ocuparnos de las necesidades de los demás si no nos hemos ocupado de las nuestras? Es una de las cosas que nos dicen durante la demostración de seguridad del avión al principio de cada vuelo: ponte primero tu propia máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a los demás con la suya. El autocuidado puede ser algo que no te parezca alcanzable. Al fin y al cabo, la vida es ajetreada, y añadir una cosa más a tu lista de cosas por hacer puede parecer contraintuitivo para potenciar tu bienestar personal. Pero el autocuidado y la salud mental están profundamente relacionados, y sólo podemos prosperar cuando reservamos tiempo para cuidar de nosotros mismos.
La buena noticia es que cuidarnos puede ser más fácil y barato de lo que pensamos. Hay muchas cosas básicamente gratuitas que podemos hacer para mostrarnos amor y cuidado a nosotros mismos. Poner en práctica una rutina proactiva de autocuidado es una forma maravillosa de mejorar tu mentalidad y bienestar y, como resultado, mejorar también tu rendimiento laboral, tus relaciones y tu salud física.
Aquí tienes 7 formas de empezar con tu autocuidado.
- Conecta con un amigo
Las conexiones sociales son esenciales para la salud mental. Saca tiempo para conectar con amigos y seres queridos. Puede ser mediante una llamada telefónica, un videochat o en persona. Incluso si hace tiempo que no habláis, envía el mensaje. A veces, el mero hecho de conectar con otra persona te hace sentir menos solo, reduce el estrés y mejora tu estado de ánimo.
- Sal a pasear
Puede ser fácil volverse hacia dentro cuando te enfrentas a una situación estresante. Para mantener la perspectiva, sal a dar un paseo. Puede ser por la mañana cerca de tu casa, durante la pausa para comer o por la tarde con tu familia. Salir al exterior calma tu sistema nervioso y te recuerda que en la naturaleza se producen cambios por todas partes. El mundo sigue adelante, y tú también puedes.
- Bebe un vaso de agua
A veces, la forma en que se siente nuestra mente está directamente relacionada con cómo hemos nutrido nuestro cuerpo. Estar deshidratado puede hacer que nos sintamos confusos y fatigados. Asegúrate de que estás ingiriendo tu dosis diaria de agua, que, dependiendo de la edad, la estatura, el peso y el nivel de actividad, puede variar de una persona a otra. Empieza con un vaso de agua al día e intenta aumentar la ingesta cada semana.
- Escríbelo
Poner los pensamientos por escrito puede ayudar a que tengan menos poder sobre ti. A veces, escribir el estrés o la ansiedad que sientes puede ayudarte a darle sentido. Y si tienes pensamientos cíclicos, escribirlos puede ayudarte a detener la repetición interna.
- Descansa de las pantallas
Intenta descansar de las pantallas, ya sea una hora, una tarde o un día entero. El desplazamiento sin sentido no sólo es una pérdida de tiempo, sino que también está relacionado con una menor autoestima, problemas de sueño y mucho más. Además, el bombardeo constante de noticias e información suele ser demasiado para que nuestro cerebro lo procese. Considera la posibilidad de utilizar la función de tiempo de pantalla de tu teléfono para controlar tu uso, desactivar las notificaciones push u ocultar tus aplicaciones más atractivas en una carpeta que no esté en tu pantalla de inicio. Alejarse de las pantallas puede ayudar a crear una sensación de calma y tranquilidad, lejos del “doomscrolling”.
- Respira hondo
Respiramos todo el tiempo, pero podemos pasar horas sin darnos cuenta de nuestra respiración o sin hacer una respiración completa y enraizada. La respiración favorece la relajación y puede traerte al momento presente. Practica la respiración intencionada y establece momentos a lo largo del día para respirar profundamente. Prueba la técnica de respiración 4-7-8 (inspira contando 4 segundos, mantén la respiración 7 segundos y suéltala lentamente contando 8 segundos) varias veces al día y observa cómo te sientes antes y después.
- Prioriza el sueño
El sueño puede determinar mucho sobre nuestra salud mental, y si no dormimos lo suficiente, el impacto sobre la ansiedad y la depresión puede ser drástico. Dedicarte a mejorar los hábitos de sueño puede ser realmente rentable a largo plazo. Intenta aumentar la ingesta de luz natural (véase el nº 2 de esta lista) a primera hora del día y reducir la exposición a la luz azul (véase el nº 5 anterior) a última hora de la tarde y por la noche. Evita las bebidas con cafeína por la noche, que podrían alterar un sueño saludable. Y crea una rutina nocturna tranquilizadora que indique y acabe por entrenar a tu cerebro para que entienda que es hora de dormir.
A menudo estamos tan ocupados cuidando de los demás que olvidamos que nosotros también somos seres humanos que necesitan cuidados. Ese descuido de nosotros mismos y de nuestras propias necesidades puede agravar la depresión y la ansiedad. I No es tan importante qué prácticas de autocuidado realizas como que empieces a aprender a cuidarte. La práctica conduce al progreso y a una mejor salud. Sigue recordándote que tú lo vales.